Vendetta del eros con sed de retorno
que estruja desde el más allá.
Una piel de cobre y otra porcelana,
dormidas sobre el alquitrán.
Zozobra que impacta directo en la escarcha,
fuego despojado del canto del mar.
Si quieres, yo quiero; juguemos de nuevo,
hagamos leyenda, sin mirar atrás.
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