No eres Adonis, ni yo Afrodita;
si vienes, me alejo;
me acerco, te vas.
Morriña que gime,
conciso capricho;
no hay forma posible
de reconquistar.
Piénsame ligada,
siénteme en silencio;
arropa mi sangre,
bebe mi caudal.
Espérame siempre,
que sólo Dios sabe,
si ese mañana,
al fin llegará.
Fontana de risas,
guarece mi alma;
todas inspiradas
en tu identidad.
Vehemencia de besos,
naufragan el cielo
en franco desvelo
por cruzar el mar.
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