LA REVISTA DE ESCRITORES LATINOAMERICANOS
Mojigatas vulgaridades
Rincón donde atesoro el ingenio de mi pluma, agitada con el goce que me genera escribir.
lunes, 19 de febrero de 2024
sábado, 11 de septiembre de 2021
Tribulación
Nos falta una
risa y nos sobran mil lágrimas,
Esa que nos dejó una
de las butacas vacía del alma.
Esa misma que
nunca se cansó de acurrucarnos
Cuando el frío
del dolor helaba.
Nos falta una
torta y nos sobran cumpleaños,
revoluciones en que
nos festejabas
seguir hilando en
cada aniversario
todo el amor que
cabe en las juntadas.
Consentidora de
antojos y caprichos
Anfitriona perfeccionista
y desvelada
De seguro no te
alcanza la imaginación
Para fantasear lo
infinito que nos faltas,
Lo grandiosa que
ha sido tu existencia,
Para estas
mujeres de tu alma,
Las que hoy te seguimos
buscando
en los lienzos y
acuarelas de nostalgia
donde tu nombre
nos seguirá sabiendo a hierba
y tus recuerdos
nos volverán al alba.
viernes, 10 de septiembre de 2021
De León
Logras
emocionarme como nadie en esta vida,
con sentimiento
que brota y viene casi del mar.
Me regocijas el
alma volviéndome agradecida,
De ser tu feliz
abuela y poderte disfrutar.
Enciendes las luciérnagas
que habitan mi soledad
Las multiplicas
con sonrisas de tu hoyuelo de cristal
Tus abrazos tan
profundos me colman de felicidad
Y transforman
nuestro vínculo en este amor sin igual.
Ojalá que siempre
guardes esas ganas de cantar
Las parodias de
tu Messi muchas veces sin parar
La pasión por la
pelota que heredaste de papá
Y el cobijo
familiero que aprendiste de mamá.
Niño hermoso, sol
naciente, con mirada angelical
Libertario,
independiente y travieso por demás.
El más peque de
los peques, mi hombrecito especial
Al que quiero con
el alma, al infinito y más allá.
domingo, 15 de agosto de 2021
Transfiguración
Desde
la casi marginalidad, con muchos tumbos y agachadas hasta la buena madera que hoy porta, todo fue burdo,
intenso, inesperado pero buscado a la vez por esa testarudez propia de la heroína
que todo lo puede, entonando desafinada “Eva
no quiere, ser para Adán, la paridora pagada con pan, Eva prefiere también parir,
pero después escoger donde ir…”
Tan
confusa como contrariada, se debatía entre la rebeldía y la revolución, la paz
y el rock and roll; vagabundeaba la rutina
flirteando con el límite más oscuro del alma humana, con los placeres y
los excesos más destructivos de la especie. Morando los lúgubres rincones de prójimos desprovistos de cuánto código
moral existiese en ese tiempo y espacio; acompañando con ese sentimiento
exageradamente comprensivo que la
atrapaba en la telaraña mugrienta y maloliente de la miseria y la ignorancia.
Calendarios
desgajados cargando desamor, resentimiento y amargura, sobrevivieron a las
tinieblas de la juventud, forjando la resiliencia que desde cada arruga le
devuelven la belleza de la que creía haber sido abandonada por la genética
durante la mayor parte de su vida.
No
sé muy bien si el propósito divino, el karma o que misterio universal
metamorfosea la vida de las personas, arrancando las cascaras y las máscaras
que las protegen del sufrimiento que ellas mismas se infringen, justificando quien sabe qué cosa, purificando sobrados
pecados que el entorno siempre adjudica como sana costumbre del recetario del
deber ser; terminaron después de incontables e increíbles depuraciones, empujándola a descubrirse perla, diamante, algunas
pocas veces se sorprendió siendo imitación, pero nunca más se volvió a sentir una
baratija.
Solo
quien se mantuvo preso de sus canalladas y descubrió el atajo en el que
encontró el sentido de su vida puede concebir un mundo como el que todos soñamos;
cuando algo sacude la conciencia hasta despertarla, nos transformamos en los primeros
actores en ejemplificar con nuestras improvisaciones cotidianas la luminosidad
de la que también estamos hechos.
Bendito sea el cambio nuestro de cada día, de cada instante, de cada aliento; ese que nos vivifica en la incierta aventura que nos propone el devenir.
“Eva no quiere, ser para Adán, la paridora pagada con pan, Eva prefiere también parir, pero después escoger donde ir…” Silvio Rodríguez
jueves, 12 de agosto de 2021
Historia del beso
Los ojos se descubren en la nochecita acalorada ribereña y entre disimulados parpadeos que guiñaban sudor; se instalaron en la órbita genuina del deseo, para quedarse fijados en la retina caprichosa del destino.
Otra noche más bebiendo el néctar lujurioso de la bachata,
permitiéndole a la piel la reincidente, crónica y pervertida provocación de la
caricia.
El alma gorgojea el éxtasis de suponer la
llegada del bendito amor, que no acaba de ingresar a su circulación; se asoma,
lo intenta con tanto énfasis, que lo termina asfixiando y otra vez más huye despavorido.
El desenfreno en la seducción embiste a la respiración
profunda capaz de embrujar al más racionalista de los pensadores.
El encanto te hace ver una película que solo se muestra en
el lenguaje iracundo de los cuerpos.
Y el beso se demora potencialmente en cada roce, el estímulo
crece, la intensidad de la respuesta también.
Como las apariencias siempre engañan, ese beso que se
presagiaba enamorado, se derrite en una estela de saliva por la mejilla, por la
frente, por los ojos, menos por la boca, que ansiosamente y con la lengua
agazapada sigue clamando por él.
viernes, 25 de diciembre de 2020
miércoles, 23 de septiembre de 2020
Premio en el día Intl. de La Paz
Feliz e infinitamente agradecida de recibir otro premio en y por el festejo del día internacional de la Paz 🥰 Gracias Dios! Gracias UPAF Argentina!
Si todas las almas
unieran sus vibras
en un solo gesto
de civilidad.
Qué bueno sería
ser más solidarios,
latinos, hermanos,
conciencia social.
Si algunos podemos
y tú también puedes;
proyecta el futuro
tu tiempo es el hoy;
despiértate y corre,
construyendo espacios,
forjando motivos
desde el corazón.
A veces de un lado,
a veces de otro,
silueta imperfecta
a imagen de Dios;
no tiene importancia
ni raza, ni credo
si en definitiva
nos une el amor.
Te invito a sumarte,
este es mi camino;
pensado, sentido,
claro como el sol.
Con el compromiso
de entregar el alma
todas las mañanas
y en cada razón.
martes, 8 de septiembre de 2020
No alcanzan las buenas intenciones
La visión que tenemos las mujeres de la vida social y
política de un país; es sin lugar a dudas más contenedora y profunda que la de
muchísimos hombres (y no digo de la casi totalidad para que no me crean
feminista o exagerada); pero salvando las contadas excepciones, somos dadoras
de luz a todo nivel, expertas
administradoras de recursos (económicos / psicológicos / espirituales); velamos en dirección al accionar constante en
pos del desarrollo personal e integral de cada miembro de nuestra familia. Y como también detrás de cada gran
hombre siempre hay una gran mujer, ahí estamos, acompañando e impulsando sus logros con incansable ahínco.
Portadoras de esa particular mirada protectora que
hacemos extensiva a los amigos, a los vecinos y al pueblo cuando la
sensibilidad nos paraliza de impotencia frente a hechos totalmente evitables,
que la desidia nuestra de cada día
materializa por error u omisión. Y no me resto ni pretexto ingenuidad frente a
la gravedad que implica la complicidad; porque estar mirando o viviendo hechos
de corrupción e injusticias de alguna
índole sin denunciar, callando (por el motivo que sea), nos despoja de esa
humanidad mínima y necesaria para vivir en un país como el que soñamos.
Pretendemos que todo marche como debiera pero no
dedicamos una hora de tiempo para redactar una denuncia, hacer efectivo un
reclamo o ponerle la firma a una queja. Exigimos sin involucrarnos, sin
comprometernos; perdiendo de vista la noción de prójimo, en un enfoque
existencial por demás Narcisista. Sesgada percepción la del ombligo, que no
comprende que la corrupción no es K o M, Z o del color político que quieras; la
corrupción es social, parte de una sociedad que ha perdido los valores y se ve
seriamente afectada de dicho mal. Corrupto es el policía, juez o funcionario
que coimea, acepta dádivas o cambia favores no lícitos; corrupto también es
quién pide que se le acepte esa coima o el que obsequia la dádiva, el
comerciante que te roba con los precios para cubrirse de futuras tempestades
inflacionarias o los que aprovechándose de la desesperación ajena se convierten
en explotadores laborales; o cuando te llevas a tu casa el papel o los
bolígrafos o lo que puedas de tu trabajo; o cuando vas a trabajar y te ausentas simplemente porque te da la gana
o porque te pagan poco; porque precisamente a este punto hemos llegado pensando
que robarnos una migaja no es nada (dependiendo del cristal con el que se la
mire, para algunos puede significar un vuelto y para otros un verdadero
tesoro).
Cuantificamos el delito, entonces para merecer castigo
hay que delinquir a lo grande, con bombos y platillos; porque total todos
roban; porque total entran por una puerta y salen por otra, porque total en
este país nadie va a parar a la cárcel;
y en esa ausencia de límites, la ambición humana va naturalizando cada
día un poco más la corrupción a todo nivel. Tanto es así, que cuando nos roban
terminamos agradeciendo que no nos hayan matado; como si la especial
consideración que han tenido al no quitarnos
la vida hiciera desaparecer como por arte de magia el acto delictivo en
sí mismo.
Negamos los abusos porque algo habrá hecho para merecerse
el grito, el golpe, la violación o hasta inclusive la muerte; pero eso sí:
somos los primeros en defender la vida y el medioambiente, algunos hasta
veganos y religiosos podemos ser; somos humanos casi perfectos para conquistar
la tecnología y los grandes descubrimientos; pero estamos colmados de
contrariedades, prejuicios e hipocresías. Les vamos transmitiendo a nuestros
hijos esta trastocada sensibilidad que nos va saqueando hasta los valores más
elementales con los que necesariamente deberíamos nutrirnos para ser las
personas de bien, que tanto exigimos en los otros.
En este caos interno y social siguen corrompiéndose
generaciones, convirtiéndose en políticos desalmados que desconocen lo que es
la vocación de servicio; el cambalache pasa a ser la mejor opción; permitimos
que nos destraten en la mayoría de los establecimientos públicos con una
indiferencia muda que algunas veces termina matando (y es literal) frente a la
desidia de quienes no tienen otra respuesta más que asistir puntualmente a
cobrar sus haberes… incumpliendo todas sus responsabilidades, cada uno de los
días del año; bajo la mirada distante de un pueblo que aún hoy sigue eligiendo
no meterse.
Es entendible; no
todos vinimos a este mundo para cantar /bailar o hacer política; pero todos
vinimos a este mundo para ser mejores personas;
todos participamos como sujetos
en la creación de la realidad (añadiéndole o quitándole) el color, la
moral y la pasión con la que transitamos
los días.
Asistimos a un penoso ciclo de crisis mundial del que no
escaparemos hasta que no aprendamos a ser más humildes, solidarios, respetuosos
y considerados con quien tenemos a nuestro lado, aceptándonos como humanos
distintos y defendiéndonos como verdaderos hermanos. Solo el amor puede
salvarnos de seguir sobreviviendo en esta guerra innecesaria, donde a diario perdemos gente de buena fe a cambio de la ambición desmedida y
descorazonada de unos pocos que nos dirigen desde un escritorio de cristal, sin
poner jamás un zapato en el barro.
Y si nos empoderamos con el mejor titulo que podemos tener, que es el de ser mujer y nos volcamos seria y decididamente a involucrarnos en el mundo político con el afán de ocupar espacios que genuinamente nos corresponden y desde allí le demostramos al mundo que merecemos muchísimo más de lo que hoy supimos conseguir? Y si dejamos de ser las quejosas, políticamente incorrectas para tanto machirulo engreído y los embriagamos con la sutil magia de nuestro encanto femenino?... Y si,?... Y si,?...
Pero qué
pena que seguimos atadas a nuestros ombligos!
miércoles, 10 de junio de 2020
jueves, 23 de abril de 2020
Con el Olivo de mi Negrita, todos los males se quitan...
jueves, 15 de noviembre de 2018
Hijos son hijos...
martes, 13 de noviembre de 2018
La expedición de cinco lágrimas
Las tres primeras son las más urgentes, las que venían preparándose desde hacía tiempo sin poderse asomar; la barrera de la censura las volvía una y otra vez para atrás. Regordetas ellas, cargadas de hastío, cualquier emoción las hacía tambalear.