Las musas se enamoraron perdida y caprichosamente
de ti…
No tienen el menor deseo de atenderme, ni la
mínima voluntad de guiarme en este laberinto de emociones que supone amarte. Me
sonríen a lo lejos colgadas de tu cuello, sin la intención de volver a la vena
sombría de mi corazón, en donde baten las letras que sólo saben de textos y
pretextos agridulces que me enaltecen el ego y me ensalzan la razón.
Definitivamente prefieren la ternura de tu voz
susurrándome al oído; elijen las ganas de tus manos de aferrarse a mi piel,
se encantan con tu determinación de permanecer en mi alma y se fascinan con el
brillo de tus ojos que imaginan despertar a mi lado.
Intercambiamos puntos de vista entre lo casual,
lo causal, entre el encuentro del destino y esta más que feliz coincidencia;
filosofamos sobre la ética, los sueños de radio y la paz… un descuido de mi mente que se quedó
colgada de tu llamado y se esfumaron sigilosa y nuevamente contigo.
Aunque en total rebeldía, después de un par de
horas, logro regresarlas a mi mundo; pero algo sucede que la música sacude tu melodía y ellas embelesadas con tu presencia vuelven a
perpetrarse contra tu pecho conmemorando
otro día más de magia.
Así les fluye la vida en la espera; empujando a
los días para que corran desquiciados a nuestro abrazo… y te juro que las
entiendo… porque a mí me sucede exacta y felizmente lo mismo!
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