domingo, 15 de agosto de 2021

Transfiguración

 

Desde la casi marginalidad, con muchos tumbos y agachadas  hasta la  buena madera que hoy porta, todo fue burdo, intenso, inesperado pero buscado a la vez por esa testarudez propia de la heroína que todo lo puede, entonando desafinada “Eva no quiere, ser para Adán, la paridora pagada con pan, Eva prefiere también parir, pero después escoger donde ir…”

Tan confusa como contrariada, se debatía entre la rebeldía y la revolución, la paz y el rock and roll; vagabundeaba la rutina  flirteando con el límite más oscuro del alma humana, con los placeres y los excesos más destructivos de la especie. Morando los  lúgubres rincones  de prójimos desprovistos de cuánto código moral existiese en ese tiempo y espacio; acompañando con ese sentimiento exageradamente comprensivo que la  atrapaba en la telaraña mugrienta y maloliente de la miseria y la ignorancia.

Calendarios desgajados cargando desamor, resentimiento y amargura, sobrevivieron a las tinieblas de la juventud, forjando la resiliencia que desde cada arruga le devuelven la belleza de la que creía haber sido abandonada por la genética durante la mayor parte de su vida.

No sé muy bien si el propósito divino, el karma o que misterio universal metamorfosea la vida de las personas, arrancando las cascaras y las máscaras que las protegen del sufrimiento que ellas mismas se infringen,  justificando quien sabe qué cosa, purificando sobrados pecados que el entorno siempre adjudica como sana costumbre del recetario del deber ser; terminaron después de incontables e increíbles depuraciones,  empujándola a descubrirse perla, diamante, algunas pocas veces se sorprendió siendo imitación, pero nunca más se volvió a sentir una baratija.

Solo quien se mantuvo preso de sus canalladas y descubrió el atajo en el que encontró el sentido de su vida puede concebir un mundo como el que todos soñamos; cuando algo sacude la conciencia hasta despertarla, nos transformamos en los primeros actores en ejemplificar con nuestras improvisaciones cotidianas la luminosidad de la que también estamos hechos.

Bendito sea el cambio nuestro de cada día, de cada instante, de cada aliento; ese que nos vivifica en la incierta aventura que nos propone el devenir.

“Eva no quiere, ser para Adán, la paridora pagada con pan, Eva prefiere también parir, pero después escoger donde ir…”  Silvio Rodríguez


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