Hay tanto para decir sobre el amor y se puede expresar
de tan exquisitas maneras; que algo se vuelve mágico siendo capaz de
transportarme a la leyenda.
Si siento,
burbujea el prado, la sombra estimula al silencio y se desvela el poder de otro
milagro. La esfera envía señales que se
captan en un instante de sabrosas coincidencias; las mismas que impactan justo
en el centro del deseo, invitándome a seguir camino.
Si pienso,
concluyo en la infinitud de matices, ópticas y desencuentros; siempre
objetivados en el gozo de quien se identifica con el desparpajo de mis
mojigatas, que más allá de la dirección que quiera imprimirles, se me arrojan
encima del corazón ahogándome en fantasías.
Y desde
luego festejo, no me queda más opción que alentarlas a estrujarme el insomnio,
permitiéndoles irrumpir en mis días con cualquier pretexto y en nombre de causas nobles. Solo me dejo llevar por la ternura, ya no reniego por
revivir pasiones ni naufrago en la ilusión de la cordura.
Seremos uno…
cuando el cielo escampe,
te atrapen mis vísceras
y ya no te extrañe.
Cada vez que quieras
los mimos del alma
que galopa fuerte
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