Mustios laberintos arropan la calma,
vergüenza del tiempo que se ha de extraviar,
soplo botellas, quemo cartones,
alarmas, cerrojos, temo al vendaval.
Apatía ciega,
husmea otra historia,
pasajero de ausentes bosquejos
en busca del mito para recrear.
Hazañas te inspiran desde el más allá,
logos y adjetivos portan el disfraz,
errante cocuyo que sabe de noches
y una mariposa enciende el ritual.
Otra vez la pluma ávida,
clama permiso para retozar
con seres de otras galaxias,
que vienen y van.
Prefiero tu ruido que huele a tormenta
Escojo tu risa que sabe a humedad
Elijo tu sangre cercana a la mía
Despojo al silencio de mi soledad.
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